Vivimos en una época de crecientes divisiones e incomprensiones culturales. Sin embargo, creo firmemente que explorando nuestras diferencias podemos reconocer mejor lo que nos une. Mi trabajo pretende tender puentes entre culturas, ofrecer nuevas perspectivas y recordarnos que no hay fronteras, sino una humanidad común.
Cada película debe ser una oportunidad: para provocar el pensamiento, despertar la empatía o revivir una memoria colectiva. Combinando emoción e historias significativas, quiero invitar al público a ver el mundo de otra manera y a cuestionar nuestra capacidad de vivir juntos.
El arte tiene el poder de unir y curar, y quiero poner esta convicción al servicio de un cine que acerque a las personas y las culturas, dejando al mismo tiempo un legado de humanidad.